lunes, 9 de agosto de 2010

Nati Rigonni: Concierto de clausura del Segundo Festival Sinfónico Ocotlán


Concierto de clausura del Segundo Festival Sinfónico Ocotlán


Por Nati Rigonni
Fotos: Hugotzin


Los sonidos de los instrumentos que homenajearon a Silvestre Revueltas, erizaron la piel a algunos de los cientos de asistentes, quienes se dieron cita en la Basílica de Nuestra Señora de la Caridad, en Huamantla, para la clausura de este festival.

Los músicos se prepararon en exhaustivos ensayos que iban de siete a trece horas por día, a lo largo de dos semanas en las cuales también se llevaron a cabo diversas actividades relacionadas con la vida y obra de Revueltas, como la exposición “Silvestre Revueltas en la Tierra del maíz”.

El carácter multidisciplinario de este festival fue evidente: charlas, conferencias, proyección de películas, danza y seis conciertos; entre ellos uno de música venezolana, y el soberbio concierto de gala que se llevó a cabo el pasado viernes, en el Teatro Universitario de la UAT.

En espacios diferentes pero siguiendo un mismo programa, las hojas de las partituras daban vuelta, los arcos iban perdiendo las cerdas, y por momentos, incluso podía escucharse la respiración de los catorce músicos al tomar aliento mientras interpretan los tres movimientos del Homenaje a Federico García Lorca.

El dolor que le provocó a Silvestre Revueltas el asesinato de su admirado poeta quedó expresado con el solo de trompeta que abrió la obra, y la gala musical.

En el Homenaje a García Lorca (compuesto en 1936) no hay fagotes ni oboes, la flauta y el clarinete pícolo son los únicos representantes de las maderas; tampoco hay cornos; en las cuerdas, sólo tocan violines y bajos, la ausencia del violonchelo y sus sonidos medios, semejantes a la voz humana, reflejan ese vacío.

Revueltas homenajea a Lorca abordando la muerte de una manera muy mexicana, burlona y alegre –lo cual se hace evidente en el tercer y último movimiento- ejecutado con pulcritud y emoción por trece músicos, pero aplaudido con mesura. El público no sabe cómo reaccionar. Alberto Torres Xolocotzi, director artístico, lo había anunciado antes de empezar el concierto: estamos escuchando una música diferente.

Los músicos salen y entran, la orquesta ya está completa. Los chicos sonríen se miran, la complicidad es evidente. Luego los ojos van de las partituras a las indicaciones y los gestos del director. Como las ruedas de un tren en marcha, la batuta no se está quieta, nos conduce los paisajes sonoros que Revueltas recreó.

Conforme avanza el programa la energía se acumula y se libera una y otra vez, músico e instrumento son uno solo, se mueven, vibran, el sudor aparece, el público sigue con entrega el desarrollo de las obras, se escucha el sonido ritual del caracol, las percusiones son determinantes.

Estamos en el momento cumbre de la ofrenda musical que los jóvenes de la Orquesta Sinfónica del Festival le rinden a Silvestre Revueltas. La noche de los mayas concluye y el público emocionado aplaude, se pone de pie, grita.

El director regresa, cede la batuta a uno de los músicos venezolanos; y después ocupa un lugar en la orquesta, como flautista.

Los ojos de los músicos brillan, la euforia corre por sus venas, misma que refleja los movimiento rápidos, precisos y amables, que Gabriel Díaz realiza para dirigir a los jóvenes integrantes de la Orquesta del Festival, compuesta por integrantes de la Orquesta Sinfónica de Tlaxcala, algunos músicos de otros estados y a sus 10 connacionales venezolanos, quienes estuvieron como invitados en el Festival Sinfónico Ocotlán 2010.

El escenario se imponía, el público, atento a cada movimiento de los artistas que en su mayoría no pasan de los 24 años, lograron llegar a la cúspide cuando interpretaron el Danzón número 2 de Arturo Márquez. La música retumbaba no sólo en la Catedral sino en el corazón de quienes pudieron escuchar y apreciar la pasión de los jóvenes talentos de nuestro país.

En conjunto con la Sinfónica de Venezuela, la Orquesta de Tlaxcala –próxima a cumplir cuatro años de su fundación-, sorprendió al público. “Nos sentimos muy orgullosos de escuchar a estos jóvenes músicos, venimos del Distrito Federal, y aunque nacimos en este estado, no sabíamos que existía una orquesta de este tipo”, reconoció uno de los asistentes, quien se congratuló con la realización y promoción de este tipo de eventos culturales.

Los organizadores agradecieron al público, a las personas, instituciones y organizaciones que apoyaron desinteresadamente para que esta emisión del festival fuera posible; expresaron su deseo de que, dadas sus características, se consolide como uno de los más importantes festivales internacionales y reciba el apoyo que requiere, así mismo anunciaron que pugnarán por su continuidad en el año 2011.

Un agradecimiento especial al fotógrafo Hugotzin, por su generosa colaboración.

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