lunes, 2 de agosto de 2010

Adiós holandés a Afganistán

MUNDO

Adiós holandés a Afganistán

Se trata de la primera misión de la OTAN en abandonar el país centroasiático por la presión social que hizo caer al Gobierno de La Haya

02.08.10 - 02:02 - EDER PÉREZ GARAY

Una modesta ceremonia sirvió ayer de despedida a las tropas holandesas desplegadas en Afganistán, las primeras de la misión de la OTAN en abandonar el país centroasiático. El pequeño contingente se va con los deberes hechos tras haber cosechado grandes logros en la provincia sureña de Uruzgán, que a partir de ahora comandarán EE UU y Australia.

Los neerlandeses escenificaron la marcha en el cuarto aniversario de su llegada, azuzados por el rechazo popular y gubernamental a la guerra. «Nos gustaría ofrecer a los ciudadanos y al Gobierno de los Países Bajos nuestras más sentidas felicitaciones por su valentía», declaró el líder talibán Qari Yusuf Ahmadii al diario 'Volksrant'. El irónico parabién de la insurgencia contra la que han combatido desde 2006 contrasta con las súplicas de la Alianza para que La Haya prorrogara la misión.

Sin embargo, la propia organización atlántica se ha apresurado a asegurar que el repliegue no comprometerá la seguridad del sur afgano. «Uruzgán no va a ser una mancha en el mapa», afirmó solemne Joseph Blotz, portavoz de la Isaf. «La nueva fuerza combinada será capaz de continuar con éxito el trabajo que los holandeses iniciaron hace cuatro años», indicó. A fin de cuentas, apenas abandonarán el país 250 militares, una menudencia al lado de los más de 140.000 efectivos internacionales que permanecen en la región bajo el mando de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (Isaf).

La significación de la retirada holandesa es, pues, cuestión de calidad y no de cantidad. En concreto, la 'política 3D' que combinaba «defensa, diplomacia y desarrollo» ha arrojado grandes frutos en estos años. El objetivo era ganarse a la población local y a la vez combatir a los talibanes con una estrategia de doble filo: por una parte, contribuir al desarrollo local por medio de pingües inversiones y, por otra, estrechar lazos con los líderes tribales para lograr la connivencia y simpatía de los civiles.

Veinticuatro muertos

Así y todo, veinticuatro soldados neerlandeses han fallecido y en torno a 140 han resultado heridos desde 2006, una cifra difícil de digerir para la opinión pública europea. La guerra fue, de hecho, la carta que derribó el castillo de naipes en que se había convertido la coalición gubernamental holandesa. La salida de los laboristas -contrarios al aumento de tropas que había pedido la OTAN- del Ejecutivo liderado por el democristiano Jan Peter Balkenende forzaron la dimisión del Gobierno en febrero.

Aún se desconoce la composición de la nueva Administración, pero es improbable que altere el 'statu quo'. Según las encuestas, más de seis de cada diez ciudadanos rechaza de plano la campaña bélica, en la que 1.979 uniformados extranjeros han perdido la vida. Junio -con 102 víctimas- fue el mes más sangriento para estos efectivos.

La llegada de Barack Obama a la Casa Blanca puso nuevamente en el candelero el conflicto afgano, relegado a un segundo plano por la invasión de Irak. El líder demócrata fijó la retirada para 2014 y, con vistas a cumplir el plazo, pidió al Congreso el envío de 30.000 militares adicionales. La semana pasada, la Cámara de Representantes aprobó un gran fondo de 45.300 millones de euros para financiar ambas contiendas.

Entre tanto, se espera que Canadá sea el próximo en devolver sus tropas a casa el año que viene. Polonia -en 2012- y Reino Unido -antes de 2015- también tienen previsto abandonar el país centroasiático antes de que recupere la soberanía en 2014, tal y como se acordó recientemente en la conferencia de Kabul.
 
Comentario: Que se vayan todos los metiches y que dejen a los pueblos vivir como se les pegue la gana.

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